La dieta mediterránea se basa es la forma de alimentarse que mantienen los países de la costa del mar Mediterráneo y debe su reconocimiento a un estudio realizado en varios países del mundo, en el cual se deseaba relacionar las comidas y la presencia de enfermedades de cada lugar.
Una de las conclusiones de tal estudio fue que los países ubicados en el mediterráneo presentaban los más bajos registros de enfermedades cardiovasculares; por lo que se le atribuyó a la comida mediterránea este grado de salud en sus habitantes.
Según el cardiólogo de la Academy of Medical Royal Colleges, Assem Malhotra, “la dieta mediterránea reduce el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, y puede ser mejor que las dietas bajas en grasa para lograr una pérdida de peso sostenida”.
La dieta mediterránea se caracteriza por sus bondades en la pérdida de peso, la reducción del riesgo de padecer ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y aumentar la longevidad. Por tanto es un estilo de vida que la ciencia moderna avala que incorporemos en nuestra alimentación.
Así como muchos restaurantes ya empezaron a incorporar la dieta mediterránea en sus menús en búsqueda de ofrecer siempre comida de calidad, al mejor estilo italiano, también podemos intentar incluir platos en nuestro hogar basados en un nuevo estilo de vida más saludable.
Para implementar en nuestra dieta comidas mediterráneas debemos consumir abundante pan, arroz, pasta, verduras, frutas y frutos secos; tratando en lo posible de sustituir la carne y la sal por estos alimentos.
El aceite de oliva es una de las grasas principales en los platos de los países mediterráneos, por lo que después de realizarse estudios se recomienda incorporar este aceite en la dieta.
Para suplir con proteína nuestro organismo, la ciencia moderna recomienda el consumo de pescado, mariscos, huevo; además de los productos lácteos especialmente el yogurt y el queso.
Por último, el vino como acompañamiento de las comidas es característico de los platos en el mediterráneo.