Cuando estamos en una relación de pareja, y dejamos de compartir sueños, emociones, luchas, ideales, logros y metas es una razón bien poderosa no seguir al lado de esa persona que ya no te acompaña en tu proyecto de vida. En oportunidades el tiempo y situaciones de la vida permiten que sigamos construyendo sueños con la persona que tienes a tu lado, entonces cae en el sedentarismo, en el conformismo y algunas veces en la desidia y eso te pone un freno en tus metas.
En este sentido la rutina es nuestra peor amenaza, cuando la vida se vuelve monótona y dejamos de expresar el amor con esos detalles con los que nos enamoraron, donde el respeto comienza a desvanecerse y solamente nos quedamos sentadas esperando que el día termina para que venga otro, es el momento de frenar esta situación donde solamente tienes dos opciones, activar el amor en tu relación o dejarla hasta ahí.
Llego el momento de tomar una decisión lo mas pronto posible, el tiempo apremia, y en una relación de pareja donde casa quien vaya por su sendero ya deja de ser una relación de pareja.
No entiendo en que momento nos enseñaron que el no tener un hombre a tu lado es algo espantoso, y si encima tenemos ese reloj biológico que nos amenaza día a día, entonces la sensación de soledad nos embarga y la idea de caminar solos el sendero nos aterra, y seguimos dejando pasar el tiempo para ver si en el camino por arte de magia esto se arregla y la costumbre se hace presente. Es ahí cuando decidimos esperar o buscar otra pareja que solo llene ese vacío, comienza nuestro encuentro con el fracaso donde seguiremos compartiendo soledades.
Aunado a ello, la sociedad te juzga si estas solteras y lo que no sabes es que la soltería te permite ver la vida y comprender lo que se quiere o no de ella, pero los prejuicios sociales te señalan como una mujer incapaz, inmadura, entre otros calificativos más subidos de tono que no valen la pena mencionar.
Es mucho más sano seguir buscando ese amos que nos llene todas nuestras expectativa que quedarse con cualquiera que al final el precio que pagamos es mucho más alto, ya que una relación infeliz es como seguir apostando la ida en etapa terminal, es decir no hay esperanza de vida.
Lamentablemente esa misma sociedad te lleva a fijar un patrón o un prototipo de hombre, con unas características definidas que si cubren sus expectativas físicas no cumbre las emocionales, y nos quedamos con esa persona solo por complacer a un entorno y no a nosotras mismas, que importa que sea más bajito que tú, o pasado de peso, o de un color diferente al tuyo, si está lleno de sorpresas y emociones que te hacen sentir amada todos y cada uno de tus días, no pierdas esa oportunidad y rechaces a esa persona solo por prestar atención al mundo que te rodea.
Recuerda que el ser humano está lleno de defectos y de virtudes, pero si este te hace feliz simplemente vive.