Autores, como Walter Riso o Jorge Bucay, nos explican la importancia que cobra mostrar agradecimiento en una pareja por los gestos de cuidado y cariño que tienen el uno hacia el otro. No darlos por sentados y reconocerlos va a contribuir a construir, vivir y disfrutar un amor completo y sano.
A veces puede parecer una misión imposible encontrar a una persona adecuada, y que a su vez ella también piense que nosotros lo somos. De modo que cuando ocurre, sentimos una gran emoción, de manera que los pequeños inconvenientes de la vida parecen importar menos. Es como si se hicieran pequeñitos ante tal fortuna.
Por otro lado, en las primeras etapas de una relación es frecuente ver el mundo de color de rosa. Un tono tan fantástico como peligroso, ya que puede llegar a cegarnos e impedirnos ver que la relación no es tan sana como debería ser. De esta manera, es importante que un amor sea saludable desde su inicio.
Asumir responsabilidades
Dentro de toda pareja hay responsabilidades. Si algo no funciona entre dos personas, de las dos es el problema y las dos tienen una parte de la solución en sus manos. Sin que tenga que ser en proporciones iguales, claro.
En este sentido, tampoco se trata de pensarnos responsables de todo lo que ocurre o de no asumir ningún error. Más bien la cuestión está en encontrar un equilibrio en los compromisos que cada uno adopta y puede cumplir. En este sentido, una pareja inteligente sabe cómo repartir estas responsabilidades para que los puntos fuertes de cada uno brillen.
Para repartir estas responsabilidades, la comunicación juega un papel fundamental. Especialmente cuando hablamos de adquirir compromisos o de alcanzar acuerdos. Finalmente, a la hora de asumir responsabilidades, otro punto importante es evaluar de una manera realista qué podemos hacer y qué no. Quizás no podamos comprar un regalo muy caro, pero quizás sí lo podamos hacer con nuestras manos. Quizás no podamos ir a buscar al otro al trabajo, pero sí lo podemos llevar.
Hablamos de un proceso, con diferentes subprocesos, de crecimiento constante. Un proceso que se dará en la pareja si el amor es sano, pero también de manera individual en las personas que la forman.
Conductas aprendidas
Todos tenemos una idea -antes, mientras y después de que cualquier relación comience- de cómo debe ser nuestra pareja. Igual que la tenemos de cómo deben ser nuestros amigos o nuestros familiares. Además, la mayoría de nosotros, cuando tenemos una pareja, tendemos a compararla con su “doble ideal” y hacer todo lo posible por que se ajuste a él.
En esta distancia, la que hay entre la pareja ideal y la real, suelen estar aquellas actitudes, pensamientos o conductas que nos molestan del otro. Pues bien, para que la pareja funcione vamos a tener que aceptar una buena parte del contenido de este cajón. Con algunos elementos podremos llegar a acuerdos, pero con otros tendremos que aceptarlos o cambiar de pareja.
En este sentido, que las dos personas tengan ajustado sus niveles de tolerancia a la realidad que comparten va a ser fundamental para que el amor sano siga creciendo. Por otro lado, plantear los cambios de manera inteligente, sin caer en la tentación de manipular al otro, va a contribuir al crecimiento de la pareja en el mismo sentido.
Así, cuando se trate de conductas aprendidas, como no recoger el plato de la mesa u otras tareas domésticas, podemos dialogar con nuestra pareja y pedirle que cambie la conducta o decidir no hacer nada y aceptar la situación. En cambio, si es algo que forma parte de su carácter, como por ejemplo, que nuestra pareja es más tímida que nosotros, debemos aceptar que es así. Lo que nunca debemos aceptar son aquellas conductas que atacan nuestra integridad, como golpes e insultos, igual que en cualquier otro tipo de relación.
El amor sano es un problema de calidad más que de cantidad. Amar mucho no significa amar bien. Amar bien implica respeto, confianza, honestidad, apoyo mutuo, vivir una relación de equilibrio entre dar y recibir, mantener identidades separadas y una buena comunicación.
7 pilares sobre los que se construye el amor sano
En resumen, en una relación sana de pareja se da y se recibe mutuamente:
1. Respeto
El respeto es la capacidad de ver y aceptar a la persona tal y como es, ser consciente de su unicidad. Es desear ver cómo se desarrolla conforme a sus propios deseos y caminos, y no conforme a nuestros planes.
2. Confianza
La confianza en una pareja consiste en no tener que comprobar todo lo que el otro dice o hace, sentir que podemos confiar en el otro para compartir tanto los buenos como los malos momentos.
3. Honestidad
Es importante ser sinceros con nosotros mismos sobre nuestros sentimientos y ser honestos con el otro. No puede haber un intercambio afectivo si no hay autocrítica. Se trata de estar seguros de que nuestras preferencias, deseos, sueños, anhelos y demandas son razonables y no violan los derechos de la pareja.
4. Apoyo
Es importante mostrarse apoyo mutuo. Ser capaces de diferenciar nuestras necesidades de las necesidades del otro y permitir que pueda crecer personal y profesionalmente.
5. Igualdad (equilibrio entre dar y recibir)
Ambos miembros de la pareja tienen responsabilidad sobre la relación y deben cuidarla. La reciprocidad es la base de un amor justo, del amor sano. Cuando damos amor, esperamos amor, porque las relaciones afectivas de pareja se alimentan del intercambio. No se trata de avaricia, sino de altruismo recíproco: juntos somos más.
6. Identidad propia
Es importante mantener identidades separadas dentro de la pareja, donde cada miembro pueda mantener su identidad propia, su personalidad y todo aquello que le hace ser quien es. Practicando un individualismo responsable, donde cada uno mantenga vivo su amor propio en la relación que ha elegido; preocupándose por la pareja, pero también por nuestra persona. Somos seres completos.
7. Buena comunicación
La comunicación es clave en cualquier relación. En una relación de pareja, en la que aspiramos a conseguir un amor sano, es imprescindible mantener una buena comunicación en todo momento en la que quepa el relato, pero también la negociación o el agradecimiento.
Una pareja está formada por dos personas que deben tomar decisiones conjuntas y que no siempre compartirán el mismo punto de vista. Para poder llegar a acuerdos es necesario dialogar con tranquilidad y confianza.
Estos siete pilares quizás no aseguren el futuro de una pareja, pero sí crearán la certeza de que, mientras exista el amor, este será sano, digno, divertido y una fuente de crecimiento e inspiración para las personas que lo comparten. ¿Qué mejor que cuidarlos?