En estos tiempos las mujeres toman la iniciativa al momento de ir a la cama, pero hay algunas que aún no se han dado cuenta del poder que tienen.
En muchas ocasiones nos quejamos de las actitudes de los hombres cuando los llevamos a la cama, que su rendimiento, que lo hace muy brusco o la inexistencia de juegos previos, pero, ¿Qué hacemos nosotras para evitar estas situaciones?
Nosotras también tenemos algo de culpa cuando las sesiones amatorias no son lo que queremos. Damos señales que terminan confundiendo más a nuestras parejas. Por ejemplo, puede ser nuestra actitud las que nos convierten en malas amantes.
Te damos algunas señales para que reconozcas si eres una aguafiestas en la cama:
No te gusta experimentar Recuerda que ya eres grande para andar con prejuicios que terminen por apagar la llama de la pasión, eso aburre hasta al más paciente de los hombres. Experimentar es bueno pero para eso la comunicación es importante, y si tienes preguntas o miedos sería bueno que lo hablarais.
Nunca tomas la iniciativa: A los hombres les pone que tomes el control, que te subas sobre él y te creas un jinete. Toma las riendas de tu potro, sácale la ropa, acarícialo y déjense llevar por sus bajas pasiones.
Te pones roja por todo: Que la vergüenza no te frene. La pasión entre tú y tu pareja debe ser más fuerte que nada. No frustres el momento con tus miedos.
Te limitas a lo conocido: Mira, si bien nadie te puede obligar a hacer nada que no quieres. También es cierto que debes probar cosas nuevas para poder decir ¡No! Con razón.
Te quedas callada: No es necesario hacer un escándalo que despierte a todo los vecinos, pero si puedes dejar que tus gemidos o suspiros sean un detonante para elevar la temperatura y seguir jugando. ¡Vamos, sal del caparazón!
Moda mata pasión: No quieres lucir otras prendas que tus pijamas polares. Mujer, lo bonito de nosotras es que seducimos no solo con nuestro cuerpo, sino con lo que nos ponemos. Así que, si te pones el camisón de la abuela pues no esperes que tu chico sea una máquina desenfrenada.
